lunes, 23 de mayo de 2011

Nada es ajeno al Apóstol

Cuando creáis que vuestros pensamientos o vuestros actos que no son del gusto del Apóstol le pasarán desaparcibidos, pensad que nada es ajeno al Apóstol. Nada escapa a su vigilancia atenta. El Apóstol permanece absorto vigilando vuestros movimientos.

¿Pensáis acaso que el Apóstol no os vigila atentamente mientras hacéis actos cotidianos como, por ejemplo, ingerir los alimentos? El Apóstol sabe muy bien si los ingerís conforme a sus mandatos o lo hacéis sin que hayan sido purificados y sin rezar una breve oración de su gusto, tal como el Padre Nuestro. ¡El Apóstol todo lo ve! ¿Te parece bonito tomar los alimentos de un modo distinto al que nos encarece el Apóstol mismo?

Sí, es el Apóstol mismo y estos consejos los da por amor por mi conducto y deben ser tomados nada menos que como las Bienaventuranzas de Nuestro Señor. Así lo dispone el Apóstol y no de otra manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario