¿Acaso crees en tu ingenuidad que el Apóstol en persona no te vigila mientras ingieres los alimentos? No debes ser tan inocente de suponer algo así y dedicarte a tomar los alimentos de cualquier manera, sin rezar una oración sencilla al sentarte a la mesa (sirven el Avemaría y el Padrenuestro, si son los dos, mejor) o incluso sin asegurarte de que están debidamente purificados. Ello ofende al Apóstol, que mira fijamente con atención todos tus actos cotidianos: cómo te levantas, cómo trabajas, cómo vas al baño, cómo duermes y, por supuesto, cómo tomas los alimentos.
¡Precaución! Sigue los consejos del Apóstol al ingerir tus alimentos y con ello mejorarás como persona y como discípulo del Apóstol. Porque deseas ser discípulo del propio Apóstol, ¿no es así?
¡Precaución! Sigue los consejos del Apóstol al ingerir tus alimentos y con ello mejorarás como persona y como discípulo del Apóstol. Porque deseas ser discípulo del propio Apóstol, ¿no es así?